Marie Langer
Página de Jose Luis Gonzalez Fernández
jueves, 24 de abril de 2025
ALGUNOS TEXTOS INÉDITOS DE MARIE LANGER . Autobiografía, Respuesta a solicitud de análisis, La Vocación.
ALGUNOS TEXTOS INÉDITOS DE MARIE LANGER 1
José Perrés H.
José Luis González F.
AUTOBIOGRAFÍA
DE MARIE LANGER .
RESPUESTA A
"LA
VOCACIÓN"
En torno al tema de la casa que acabamos de mencionar, recordamos una pequeña anécdota que la ilustra. Nos decía Mimi, hablando de dinero, que el mayor monto que ella podía concebir era precisamente el valor de una casa, el hábitat imprescindible del ser humano. Todo lo que excediera ese importe entraba ya en el registro de lo inimaginable e innecesario.
J.Perrés y JL.González F.
Ciudad de México, noviembre 1997
Documento Primero
AUTOBIOGRAFÍA
DE MARIE LANGER
(Marie Lisbeth Glas).
Más
adelante describiré la labor que desarrollamos en FAP, después de nuestra
salida de
Desde octubre de 1974 vivo en México. Trabajo como maestra en Estudios Superiores de Psicología Clínica en la Universidad Autónoma y como asesora y supervisora clínica en los Centros de Integración Juvenil, organización que se dedica a la asistencia de jóvenes drogadictos y la prevención primaria. También me dedico, como siempre al psicoanálisis.
Enviudé en 1965. Tengo 4 hijos y 9 nietos (3)
Posteriormente, en 1971, en un libro compilado por mí (Cuestionamos 2, Gránica Editor, Buenos Aires) actualizo mis ideas sobre la Psicología femenina como resultante de la condición anatómica de la mujer por un lado —condición que parecía inmutable y cambió radicalmente desde que anticonceptivos seguros le permiten placer sexual sin consecuencias— y su situación social por el otro.
Fui panelista en las Naciones Unidas, el 7 de marzo de 1975, en Nueva York durante el Año Internacional de la Mujer y coordinadora de una mesa del Primer Symposium Mexicano-Centroamericano de Investigación sobre la Mujer (México, noviembre de 1977). Actualmente coordino un seminario, en el cual seguimos investigando cómo los factores anatómicos y sociales determinan la psicología de la mujer, pero también como interpretaciones y metas terapéuticas pueden estar influidas por ideología sexista y de clase.
Mi
interés por los procesos psicosomáticos, despertado por investigar los
trastornos femeninos, pero también por la convicción de la importancia de la
contratransferencia —tema muy privilegiado en
El carácter económicamente elitista del psicoanálisis siempre me había preocupado. Por eso entré entusiastamente con otros colegas —éramos once los fundadores de la institución y del Instituto correspondiente— a la psicoterapia de grupo. Era la oportunidad de hacer el análisis accesible para los no pudientes. En 1957 León Grinberg, Emilio Rodrigué y yo publicamos el primer libro sobre psicoterapia grupal en español (Psicoterapia del Grupo, su enfoque psicoanalítico. Editorial PAIDOS). Este texto, traducido también al portugués está ahora en su cuarta edición. Sosteníamos la tesis del "grupo como un todo" la utilidad de interpretar consecuentemente desde un marco referencial kleiniano. —Los miembros de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo introdujimos el psicoanálisis, modificado como técnica grupal en las instituciones sanitarias y hospitalarias, logrando así la satisfacción de un viejo deseo—. Cuando muchos años después regresé al hospital, modifiqué bastante mi técnica. Tenía más consciencia de las necesidades inmediatas del paciente hospitalario que muchas veces exige logros más rápidos, aunque más superficiales. Esto implica, en lugar de tratar siempre "al grupo" estar dispuesto también a interpretaciones más personales, como también a otro manejo del tiempo evitando regresiones profundas. Y, junto con hacer consciente al enfermo su problemática estrictamente psicológica e individual intento ahora, ubicarla también en su contexto social. Más adelante llevé lo aprendido en el hospital también en mi consultorio privado —toda esta experiencia me sirve ahora en mi tarea de supervisora de los Centros de Integración Juvenil, como también con los alumnos de la Asociación Mexicana de Psicoterapia Analítica de Grupo.
En nuestra época "política", 1971-1974 (este último año es el de mi salida algo forzosa de la Argentina) me dediqué, como muchos otros compañeros a retomar y profundizar los vínculos existentes entre marxismo y psicoanálisis. En ese entonces dirigía la "Colección Izquierda Freudiana" de una editorial de Buenos Aires (Gránica Editor). Fue también Gránica, quien nos editó dos libros, compilados por mí —Cuestionamos y Cuestionamos 2— en cuyos textos intentamos, los miembros de Plataforma, cuestionar y analizar las ideologizaciones que había sufrido el psicoanálisis institucionalizado.
En 1973 trabajé, junto con otros compañeros, en la comisión organizadora del C.D.I. (Centro de Docencia e Investigación). Este estaba subordinado a la Coordinadora, que a su vez coordinaba las actividades de la FAP y de la Asociación de Psicólogos y de la Asociación de Psicopedagogos. Haber logrado esta confluencia significaba un progreso muy importante para nosotros. En ese entonces los psiquiatras marxistas ya no discriminaban a los psicoanalistas, tildando su ciencia de "idealista", ni los psiquiatras más tradicionales a los psicólogos, tratándolos como colegas de nivel inferior. Todos nos considerábamos T.S.M., es decir trabajadores de salud mental. En el C.D.I. enseñábamos, al fin, psicoanálisis no elitista, sin pedir a los alumnos agremiados mas que una cuota ínfima, para cubrir los gastos. Pero los filósofos que dictaban materialismo dialéctico e histórico —pensamos que un psicoterapeuta necesita de estos conocimientos— eran pagos, ya que un filósofo en la Argentina suele ser pobre. En esta época, en la cual pertenecía a la directiva de la FAP, tuve la oportunidad de visitar regularmente diferentes instituciones psiquiátricas del interior del país. Posteriormente, ya desde México, en viajes periódicos de trabajo a Europa he estado también en contacto con este tipo de instituciones, adquiriendo experiencia con su problemática institucional. En Suiza me han pedido varias veces coordinar grupos operativos de equipos de psiquiatría.
Para
terminar con esta parte del cuestionario, resumo mis actividades en la
Argentina: era, durante muchos años analista didáctica de la
Ad
Por todo eso me duele que el psicoanálisis no fuera aceptado en los países socialistas, pero también, problema mucho menor que las feministas estén en guerra contra Freud. Lo primero me lleva a colaborar con todos que intentan, aunque con modificaciones técnicas, hacerlo accesible a las masas no pudientes. Por eso también me da placer, trabajar en los CIJ y colaborar con AMPAG. Los estudios sobre marxismo y psicoanálisis obviamente eran dedicados por un lado a ganar a la izquierda y por el otro a mostrar a los analistas que un análisis que prescinde del contexto social, no basta para comprender al hombre. También, un poco ingenuamente, estaban pensados para preparar su futura aceptación en los países socialistas. Con respecto a los diferentes movimientos feministas; son expresión y resultado pero en algo también motor del cambio profundo y justo que en nuestro siglo ha tenido el papel de la mujer. Quisiera que los movimientos feministas puedan utilizar el instrumento del psicoanálisis para acelerar este cambio. Pero justo en el terreno de la psicología femenina Freud sucumbió a la ideología de su época. Hay que recurrir a autores posteriores e investigar por cuenta propia, para entender psicoanalíticamente la problemática de la mujer actual y para ayudarle en su cambio.
Ad.
Ad. IV.1 Los psicólogos con los cuales tengo contacto, sea en la
Universidad, sea en otras organizaciones, suelen ser bien dispuestos hacia su
tarea, con inquietudes vocacionales. Su formación es muy diversa. La
licenciatura en psicología de la
Creo que fue importante el aporte de los psicólogos argentinos y uruguayos que, debido a las condiciones políticas en sus propios países, llegaron en los últimos años a México. Trajeron su experiencia de trabajo de marco referencial psicoanalítico en hospitales y otros centros de salud junto con técnicas de terapia de grupo, de pareja y familia. Generalmente el enfoque ideológico es distinto del norteamericano que hasta entonces prevalecía.
Ad.IV.2 Hay muchas facultades de psicología en México. El número de estudiantes está en aumento constante. Veo un buen porvenir para mi especialidad, es decir, para la psicología clínica. Pero quiero prevenir contra una enseñanza de psicología que se base principalmente en el conductismo norteamericano. Lo que ya allá puede ser dañino —el concepto y la meta de adaptación del niño y adulto al sistema vigente— en un país en desarrollo, como lo es México, desde ya debiera ser sustituido por un enfoque que tiende a la adaptación activa (Pichon Riviere) que desarrolla toda la capacidad creativa del hombre y lo estimula y capacita a modificar su ambiente.
Marie Langer
Documento Segundo
RESPUESTA A
PREGUNTA PARA LA DRA. MARIE LANGER (4)
Mi médico clínico me ha recomendado un tratamiento psicoanalítico (individual, y no en grupo). Siempre he elegido los mejores médicos, es decir los conocidos, para hacerme entender. Pero averiguando sobre analistas, me entero de que por menos de $500 la hora (en algunos casos $300) no conseguiré ninguno. Calculando que tendré que ir no menos de tres horas semanales, el tratamiento resultaría unos $6,000 mensuales. ¿Qué puedo hacer si mi sueldo so excede de los $4,500 mensuales?
Este problema surge porque, en contraste con otros tratamientos médicos, el facultativo que ejerce el psicoanálisis, tendrá que dedicarse a su paciente varias horas semanales durante un largo lapso de tiempo. No podrá delegar su tratamiento en un auxiliar, ni permitir que se vuelva rutinario. Tendrá que prestar a su paciente una atención plena y constante. Por eso considero que el reproche que a menudo se hace al psicoanalista, de ganar excesivamente, es injustificado. Porque mientras que un clínico conocido atenderá en una tarde de consultorio fácilmente de 15 a 20 enfermos; el analista no podrá atender más que 8 ó 9 pacientes en todo un día. Pero mientras que se considera lógico que el clínico experimentado cobre $300 ó $500, a aún más por consulta, los mismos honorarios pedidos por toda una hora de trabajo intensivo por el analista son criticados como excesivos.
Es cierto, podrá contestarme que el clínico y más todavía el cirujano conocido ganan mucho con su clientela particular. Pero cumplen con su deber social, atendiendo por poca remuneración en los hospitales a todos los necesitados.
Antes de entrar directamente en este tema, quisiera aclarar un hecho poco conocido: El psicoanálisis es una especialidad, cuya formación puede adquirirse solamente a través del propio análisis, largo y costoso exige además un estudio prolongado e intensivo, cuya enseñanza se imparte en los institutos de psicoanálisis. Debido a la orientación organicista y antipsicológica de nuestras facultades de medicina, el médico llega al instituto sin ninguna base teórica que pueda servirle en su formación. Dedicará, entonces, durante años, varias horas diarias, no remuneradas desde ya, a esta, mientras que sus profesores, analistas experimentados, dedicaran también tiempo no remunerado a su enseñanza.
¿Pero este tiempo dedicado a la formación realmente impide al analista, a asistir a un hospital y analizar a los necesitados? No forzosamente. Sino ocurre que el método psicoanalítico clásico, justamente porque exige una dedicación larga y continuada a cada paciente, no se presta para la atención hospitalaria. Recién en los últimos años pudieron elaborarse formas de aplicación del psicoanálisis a tratamientos psicoterapéuticos más breves individuales y colectivos. Principalmente la psicoterapia del grupo ha permitido resolver este problema. Es igualmente de importancia, la orientación psicoanalítica de los padres de niños enfermos. A todas estas tareas se dedican actualmente muchos psicoanalistas en distintos servicios hospitalarios.
Pero me dirá Ud., su clínico no le indicó un tratamiento psicoterapéutico de base analítica, sino un psicoanálisis, para el cual le faltan los medios. En Europa, en las asociaciones psicoanalíticas más antiguas existen clínicas, en las cuales personas sin medios son atendidos por una remuneración pequeña al alcance de ellos que no es percibido por el analista que los trata, sino por la institución. Aquí estamos actualmente estudiando la posibilidad de crear una clínica de este tipo.
¿Resolverá esta su problema personal y el de tantos otros? Me temo que no, porque la clínica podrá absorber solamente un número ínfimo de pacientes. Tropezamos aquí con un problema social doloroso y mucho más amplio. Para la salud mental de determinadas personas, una vivienda adecuada, por ejemplo, puede ser de tanta importancia como cierto tipo de tratamiento. Y ambos pueden estar fuera de su alcance en nuestra sociedad actual.
¿Qué hacer entonces? Con todo, su situación no me parece tan difícil. Le aconsejo consultar al médico e guardia de la Asociación Psicoanalítica Argentina, quien le atenderá gratuitamente. Él podrá decirle, si realmente en su caso la psicoterapia de grupo esté contraindicada o podrá ver si encuentra a un psicoanalista, cuyos honorarios estén a su alcance o, finalmente, si hasta ahora Ud. siempre pudo atenderse con los "mejores médicos", a pesar de lo limitado de su sueldo descubrirán, tal vez, en una conversación más a fondo cómo usted podrá encontrar los medios de financiar los gastos de su tratamiento
Dra. Marie Langer
Documento Tercero
"LA
VOCACIÓN"
Conferencia de la Dra. Marie Langer, realizada en el Centro Asistencial del Este "El Peñón", el 4 de marzo de 1965.
En Psicoanálisis el tema ha sido poco tratado. Últimamente en Buenos Aires el Dr. Wender ha presentado un trabajo al respecto. Erickson se ha ocupado indirectamente del tema en su libro "Infancia y Sociedad".
El tema es complejo y generalmente es enfocado desde muchos ángulos ya que abarca aspectos muy diferentes.
En la actualidad y en términos generales, parece que el poder seguir el llamado vocacional es en cierto sentido un privilegio que abarca la clase media y esto debido a la influencia que ha tenido la enseñanza gratuita. En todo caso es una situación que depende de los social.
La identificación ha jugado un papel muy importante. Lo que fuere el padre o similares, influían mucho en la vocación del joven, pero hoy podemos decir que en ella influyen además factores internos de suma importancia.
a) el niño que hemos sido,
b) el niño que hubiéramos querido haber sido; todo un mundo muy complejo de fantasías y de partes infantiles,
c) los objetos (en sentido psicológico), con los cuales hemos tenido contacto desde el primer momento de nuestra vida. Estas personas han quedado incorporadas en la fantasía a este mundo fantástico.
Entre estas partes se establece "el quien llama a quién" para ser reparado.
Para hablar de vocación es necesario considerar tres factores importantes:
a) lo innato (ubicado en el ello), la capacidad innata y hereditaria,
b) la posibilidad social (a menos de que sea genio y cree esa posibilidad social),
c) la historia infantil del objeto.
a) factor de vivencias infantiles,
b) factor de elaboración de conflictos.
La evolución ideal sería la sublimación o "transformación de un instinto parcial" prohibido o rechazado en algo socialmente útil y que preserva simultáneamente al objeto. Depende en buena parte del nivel social en que se desenvuelva la persona. Así un niño con fuertes impulsos sádicos podría sublimarlos, y de acuerdo con su nivel social llegar a ser carnicero o cirujano. Así cumpliría en ambos casos una función socialmente útil.
Habría aquí:
a) identificación con personaje estimado en la familia,
b) necesidad de ubicar su curiosidad sexual infantil, y
c) necesidad de reparar.
Estos factores serían los actuantes en el médico o psicólogo que se dedican a la psicoterapia.
a) va acompañada de desconsideración del objeto,
b) triunfo sobre el objeto; y
c) control del objeto.
a) consideración por el objeto,
b) estima del objeto; y
c) cariño por el objeto.
Si la Reparación es más bien depresiva, correspondería a la parte infantil que tiene consideración, estima y cariño por el objeto y actúa desde dentro del adulto que siente la vocación para reparar el objeto dañado en la fantasía.
El método quirúrgico de la obstetricia moderna, que transforma el parto mismo en una intervención quirúrgica parece ser un intento de rivalizar al hombre con la mujer que ha intervenido en muchas actividades que tradicionalmente estaban destinadas a los hombres. La mujer es anestesiada y el hombre partero interviene y "realiza" el parto sin la participación activa de la mujer.
En este caso vemos cómo prevalece la Reparación Maníaca en cuanto tiene el significado de rivalizar y excluir a la mujer de un proceso que le es propio. Así se realizaría nuevamente el ataque por rivalidad inconsciente hacia la propia madre de la infancia, transferida ahora hacia las otras mujeres que van a ser madres.
EN LA PSICOTERAPIA
Psiquiatría, Psicología, Psicoanálisis, exigen la participación de cierta patología. Una persona muy normal no llega a estas profesiones, pues no le preocupa la mente enferma. Frente a la mente enferma podemos adoptar dos actitudes distintas y estas dos dependen de nuestra propia infancia.
Dentro tendríamos unos padres enfermos, un niño enfermo de conflictos mentales, es decir, llevamos en nuestra fantasía inconsciente un drama entre las figuras de nuestra infancia. ¿Cómo resolverían el drama dos personas distintas de acuerdo a diferentes tipos de Reparación?
a) Reparación Maníaca: Psiquiatra clásico, generalmente culto, brillante, inteligente, ponía al paciente lejos de sí y desarrollaba frente a un público una realización teatral, muy brillante, muy didáctica, sin entrar en contacto con el paciente, le hacía preguntas y así obtenía una demostración muy brillante.
Realiza una labor útil porque enseña muy bien, pero ¿qué pasa con su parte enferma? Coloca esta parte muy lejos, en el paciente, la muestra ahí y la mantiene a distancia y además la castiga por toda la situación (se refiere a la exhibición que tiene que sufrir el paciente, contar intimidades, existiendo cierta burla en esta presentación), el psiquiatra se burla de su propia parte enferma colocada ahí. Si se deja así la Reparación, durante un tiempo sirve, pero a la larga esto perjudica al psiquiatra quien llega a sufrir con todo esto, porque si coloca toda su locura afuera y la trata con desprecio, está colocando afuera una parte de sí mismo, todo lo cual significa colocar partes de sí, partes de su propio yo afuera, con el consiguiente empobrecimiento. Poco a poco se siente empobrecer su identidad, vacío, actor en un papel.
Podemos reparar en otros a nosotros mismos, siempre que no estemos demasiado perturbados con una necesidad de mantener distancia, una necesidad de triunfo, un temor a estas partes destruidas, sino por un deseo auténtico de reparar lo que creemos haber dañado y si logramos reparar afuera, se habría reparado lo que s e dañó en una época, dentro de nosotros.
PREGUNTAS FORMULADAS A LA DRA. MARIE LANGER
En la pintura del 400 ha podido suceder algo así. Para aquella época, probablemente existió un predominio de la religiosidad en el ambiente, y una situación social que influyó notablemente en los pintores de esa generación, determinando esa clase de pintura.
¿Cuál sería Reparación maníaca y cuál sería depresiva? Tendríamos que verlo con más detalle. La situación de Lutero y su actitud revelan que habían muchos elementos paranoides, persecutorios, incluso cuando ya estaba en su propia vocación. En todo revolucionario encontramos fuertes componentes paranoides, tienen que "romper" con muchas cosas, pelear contra muchos. "La aparición del diablo" podría interpretarse como muestra de sus aspectos paranoides. No estamos hechos de un "pedazo sino de muchos pedazos", de muchas necesidades contradictorias y frecuentemente estamos oscilando entre varias de ellas.
La Reparación depresiva sería el deseo de repararlo, restaurarlo, porque uno se preocupa por el objeto. En la superación del complejo de Edipo en el varón, cuando éste renuncia a la madre, no sólo por temor a la castración, sino porque quiere al padre y a la madre, es decir, desvía su atención por no dañar a los padres. Habría pues un deseo de reparar a los objetos atacados y supuestamente dañados. Podemos agregar que en la Reparación utilizamos nuestros instintos sublimados.
Existe una sublimación real, verdadera, que se diferencia de una reacción contra impulsos. Puedo citar el caso de un ginecólogo de éxito que súbitamente cuando un día operaba a una mujer le sobrevino un ataque de angustia que le impidió continuar la operación. Explicó que en ese momento se le hizo presente la idea: "estoy abriendo con un cuchillo la barriga de una mujer", y no la idea real de estar realizando una operación quirúrgica para aliviar una dolencia. Su actividad de cirujano en ginecología, al parecer era una mezcla de sublimación con impulsos sádicos dirigidos contra el vientre de la madre. Estos impulsos fueron manejados y colocados a distancia suficiente durante mucho tiempo, pero súbitamente y por algunos cambios que han debido haber en su vida, sus defensas no bastaron e irrumpieron más claramente los impulsos reprimidos, con la consiguiente angustia. Luego de un largo análisis, pudo resolver la inhibición profesional que le aquejó desde aquel momento, debido a una falla de sus defensas. Evidentemente el sentido de su abandono repentino de la operación y consecuentemente de la especialidad, tenían el sentido autocastrarse como castigo de su sadismo inconsciente hacia la madre.
Finalmente, todos tenemos culpa persecutoria y depresiva, pero en diferentes grados y el predominio de una u otra determinaría el tipo de Reparación.
Freud ya había dicho que la profesión de psicoterapeuta es enfermante, yo agregaría que es enfermante en la medida en que todos reprimimos y proyectamos afuera lo nuestro. Si logramos a través de una psicoterapia profunda arreglar nuestro mundo interno y entendemos así nuestra actividad con los pacientes y no nos confundimos con estos en sus problemas, creo que dicha actividad psicoterapéutica puede durar. Creo que sólo una persona con conflictos elige esta profesión. La elige en el mejor de los casos para resolver sus problemas a través de los que puede resolver en los demás. Si estamos en buen equilibrio psicológico, la profesión puede ayudarnos realmente. Posiblemente si no tratáramos estaríamos peor, pues estaríamos privados de una forma de externalizar lo nuestro de una manera de elaborar nuestros conflictos a través del contacto con los pacientes.
En cuanto a establecer con tests el límite, no me animo pues creo que todo esto hay que verlo desde adentro.
Dr. López: ¿La necesidad
de identidad es primaria y anterior a la necesidad de reparar?
M.L.
(1) Publicado en Perrés, José y González F. José Luis. Marie Langer una bibliografía en proceso. Universidad Autónoma Metropolitana. México. 1997.
(2) En el cuestionario
se solicitaba lo siguiente: I.-Resumen autobiográfico. II.-Resumen del trabajo
de la autora.
(3) Actualmente serían 13 los nietos, Marie Langer llegó conocer a 12 de ellos.
(4) Desconocemos si la pregunta fue realizada por un candidato a análisis o bien para cierto tipo de nota a incluir en alguna publicación, ya que la carta está membretada por una editorial y al final de ella se le solicita una fotografía para “ilustrar” su respuesta.
jueves, 13 de julio de 2023
AUTOBIOGRAFIA MARIE
LANGER (1)
Ad. I y II
Nací en 1910 en Viena, cuando ésta todavía era la capital del
Imperio Austro-Húngaro. Cursé ahí todos mis estudios y me recibí en 1935 de
médica. Ya antes había empezado mi análisis didáctico con Richard Sterba y mi
formación en la Wiener Vereinigung (Instituto de Psicoanálisis de Viena).
Ya terminado mi análisis, en 1936, interrumpí mi carrera,
para ir, junto con mi marido, el cirujano Máximo Langer, a España, en donde
había estallado la guerra civil. Entramos como médicos a las Brigadas
Internacionales. Salimos de España en los últimos días del año 1937. Por causas
políticas ya no pudimos volver a Austria. El Anschluss nos sorprendió en
Checoslovaquia.
Emigramos al Uruguay
y, en el 1942, a la Argentina. Justo cuando llegamos a Buenos Aires, cinco
psicoanalistas estaban formando la asociación. Me invitaron a participar. Fui
así miembro fundador de APA (Asociación Psicoanalítica Argentina), como años
más tarde de la Asociación de Psicología y Psicoterapia de Grupo. En ambas
organizaciones desempeñé diferentes funciones y cargos, inclusive la
presidencia.
Fui, durante los 29 años que pertenecí a APA, analista
didáctica. En el Congreso Psicoanalítico Internacional, Roma 1969, época de
dictadura militar en la Argentina, me afilié, junto con otros colegas a
Plataforma Internacional, organización que se proponía cuestionar desde adentro
la ideología de la formación y de la práctica psicoanalítica de la
International Psychoanalytical Association
y de las sociedades dependientes de ella. Un tiempo después, entramos un grupo
numeroso de analistas a FAP, la Federación Argentina de Psiquiatras. Esta
agrupaba a los psiquiatras más progresistas y trabajaba en 3 niveles: el
gremial, el científico y el político. Nuestra pertenencia y actividad en
Plataforma y FAP provocó a la larga conflictos con APA que nos llevaron, junto
con otro grupo afín, llamado Documento, en 1971, después del Congreso
Psicoanalítico Internacional de Viena, a renunciar a la Asociación
Psicoanalítica Argentina e Internacional. En el Congreso presenté un trabajo,
muy comentado en ese momento, bajo el título de “Psicoanálisis y/o Revolución
Social”. Más adelante describiré la labor que desarrollamos en FAP, después de
nuestra salida de APA.
En ese mismo año regresé al hospital. En 1973 se dio una
importante apertura democrática en la Argentina y en 1974 fui nombrada profesor
asociado de Psicología Médica en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Buenos Aires. En junio de 1974 fui invitada a México por el Dr. Armando Suárez,
fundador del Círculo Psicoanalítico Mexicano a participar en una serie de
conferencias y una mesa redonda sobre el tema “Locura y Sociedad”. Estuvimos
Armando Suárez, Franco Basaglia, Igor Caruso, Thomas Szasz, Eliseo Verón y yo.
En esta oportunidad me vinculé con colegas mexicanos que compartían mis ideas,
sin saber todavía que, meses más tarde, las circunstancias políticas de la
Argentina me obligarían a una nueva emigración.
Desde octubre de 1974 vivo en México. Trabajo como maestra en
Estudios Superiores de Psicología Clínica en la Universidad Autónoma y como
asesora y supervisora clínica en los Centros de Integración Juvenil,
organización que se dedica a la asistencia de jóvenes drogadictos y la
prevención primaria. También me dedico, como siempre al psicoanálisis.
Enviudé en 1965. Tengo 4 hijos y 9 nietos. Siempre me
preocupó la situación de la mujer en la sociedad y el papel secundario que se
le atribuye. Querría entender y captarla en sus funciones y diferencias con el
hombre. Durante mi labor de psicoanalista empecé a interesarme en el problema
de la esterilidad psicógena. Ocurrió esto, porque entre los primeros casos que
traté hubo casualmente dos mujeres, estériles durante muchos años de
matrimonio, que se embarazaron durante y gracias al tratamiento analítico.
Empecé a investigar, a reflexionar y a escribir.
Publiqué “Maternidad y Sexo”, libro editado por primera vez
en 1951, actualmente en su cuarta edición. En estos momentos se está preparando
su publicación en italiano. —En este libro muestro y ejemplifico con material
clínico, basándome en la teoría de Melanie Klein sobre las ansiedades
tempranas, el complejo de castración femenino y las fantasías inconscientes que
resultan de estos temores en interacción con determinadas situaciones
traumáticas reales, como se producen los diferentes trastornos psicosomáticos
de la vida procreativa femenina. Demuestro también como esta problemática,
siguiendo el esquema de Enrique Pichon Riviere de área uno, área dos, área tres
(mente, cuerpo y sociedad) pueden llevar a las mujeres a expresar sus
conflictos de manera meramente psicológica, somática o en sus vínculos
sociales. Posteriormente, en 1971, en un libro compilado por mí (Cuestionamos
2, Gránica Editor, Buenos Aires) actualizo mis ideas sobre la Psicología
femenina como resultante de la condición anatómica de la mujer por un lado
—condición que parecía inmutable y cambió radicalmente desde que
anticonceptivos seguros le permiten placer sexual sin consecuencias— y su
situación social por el otro.
Fui panelista en las Naciones Unidas, el 7 de marzo de 1975,
en Nueva York durante el Año Internacional de la Mujer y coordinadora de una
mesa del Primer Simposio Mexicano-Centroamericano de Investigación sobre la
Mujer (México, noviembre de 1977). Actualmente coordino un seminario, en el
cual seguimos investigando cómo los factores anatómicos y sociales determinan
la psicología de la mujer, pero también como interpretaciones y metas
terapéuticas pueden estar influidas por ideología sexista y de clase.
Mi interés por los procesos psicosomáticos, despertado por
investigar los trastornos femeninos, pero también por la convicción de la
importancia de la contratransferencia —tema muy privilegiado en APA,
especialmente desde los estudios fundamentales de H. Racker al respecto— me
llevó en una época a dedicarme a la investigación de la psicología del enfermo
grave. De ahí llegamos, Leo Luchina y yo, a preocuparnos por la problemática
vocacional y contratransferencial del médico especializado en la atención de
enfermos incurables. Publicamos nuestro trabajo bajo el título de Psicología y
Cáncer. En esta misma época coordiné un grupo Balint. En este tipo de grupo el
coordinador discute con médicos clínicos tanto la psicodinamia y el manejo
psicológico de sus pacientes, como las ansiedades y otros sentimientos que
estos enfermos le provocan. Tomar consciencia del stress, bajo el cual suele
trabajar, lo disminuye, le ayuda en su tarea difícil y en el mantenimiento de
su salud mental (se sabe del alto porcentaje del infarto, enfermedad provocada
por el stress, en los médicos).
El carácter económicamente elitista del psicoanálisis siempre me había preocupado. Por eso entré entusiastamente con otros colegas —éramos once los fundadores de la institución y del Instituto correspondiente— a la psicoterapia de grupo. Era la oportunidad de hacer el análisis accesible para los no pudientes. En 1957 León Grinberg, Emilio Rodrigué y yo publicamos el primer libro sobre psicoterapia grupal en español (Psicoterapia del Grupo, su enfoque psicoanalítico. Editorial PAIDOS). Este texto, traducido también al portugués está ahora en su cuarta edición. Sosteníamos la tesis del “grupo como un todo” la utilidad de interpretar consecuentemente desde un marco referencial kleiniano. —Los miembros de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo introdujimos el psicoanálisis, modificado como técnica grupal en las instituciones sanitarias y hospitalarias, logrando así la satisfacción de un viejo deseo—.
Cuando muchos años después regresé al
hospital, modifiqué bastante mi técnica. Tenía más consciencia de las
necesidades inmediatas del paciente hospitalario que muchas veces exige logros
más rápidos, aunque más superficiales. Esto implica, en lugar de tratar siempre
“al grupo” estar dispuesto también a interpretaciones más personales, como
también a otro manejo del tiempo evitando regresiones profundas. Y, junto con
hacer consciente al enfermo su problemática estrictamente psicológica e
individual intento ahora, ubicarla también en su contexto social. Más adelante
llevé lo aprendido en el hospital también en mi consultorio privado —toda esta
experiencia me sirve ahora en mi tarea de supervisora de los Centros de
Integración Juvenil, como también con los alumnos de la Asociación Mexicana de
Psicoterapia Analítica de Grupo.
En nuestra época “política”, 1971-1974 (este último año es el
de mi salida algo forzosa de la Argentina) me dediqué, como muchos otros
compañeros a retomar y profundizar los vínculos existentes entre marxismo y
psicoanálisis. En ese entonces dirigía la “Colección Izquierda Freudiana” de
una editorial de Buenos Aires (Gránica Editor). Fue también Gránica, quien nos
editó dos libros, compilados por mí —Cuestionamos y Cuestionamos 2— en cuyos
textos intentamos, los miembros de Plataforma, cuestionar y analizar las
ideologizaciones que había sufrido el psicoanálisis institucionalizado.
En 1973 trabajé, junto con otros compañeros, en la comisión
organizadora del C.D.I. (Centro de Docencia e Investigación). Este estaba
subordinado a la Coordinadora, que a su vez coordinaba las actividades de la
FAP y de la Asociación de Psicólogos y de la Asociación de Psicopedagogos.
Haber logrado esta confluencia significaba un progreso muy importante para
nosotros. En ese entonces los psiquiatras marxistas ya no discriminaban a los
psicoanalistas, tildando su ciencia de “idealista”, ni los psiquiatras más
tradicionales a los psicólogos, tratándolos como colegas de nivel inferior.
Todos nos considerábamos T.S.M., es decir trabajadores de salud mental. En el
C.D.I. enseñábamos, al fin, psicoanálisis no elitista, sin pedir a los alumnos
agremiados mas que una cuota ínfima, para cubrir los gastos. Pero los filósofos
que dictaban materialismo dialéctico e histórico —pensamos que un
psicoterapeuta necesita de estos conocimientos— eran pagos, ya que un filósofo
en la Argentina suele ser pobre. En esta época, en la cual pertenecía a la
directiva de la FAP, tuve la oportunidad de visitar regularmente diferentes
instituciones psiquiátricas del interior del país. Posteriormente, ya desde
México, en viajes periódicos de trabajo a Europa he estado también en contacto
con este tipo de instituciones, adquiriendo experiencia con su problemática
institucional. En Suiza me han pedido varias veces coordinar grupos operativos
de equipos de psiquiatría.
Para terminar con esta parte del cuestionario, resumo mis actividades
en la Argentina: era, durante muchos años analista didáctica de la APA y
profesora del Instituto de Psicoanálisis. Cuando había oportunidad, trabajaba
en hospitales. Tenía puestos directivos en diferentes asociaciones científicas.
Escribía. Siempre ejercía el psicoanálisis en mi consultorio privado. Más de 20
años atrás, vinieron muchos de los pioneros del psicoanálisis mexicano a
formarse en la Argentina. En esta época he sido una de sus maestras.
Ad.III. 1 y 2: El psicoanálisis me interesa mucho. Pero combato
su elitismo y la ideología que le imprimen sus instituciones. Nunca creí que
fuera un instrumento para cambiar el mundo. Nunca creí que fuera un instrumento
para cambiar el mundo. Pero sirve, sin duda, para entender profundamente al ser
humano. Como terapia mejora o cura al paciente y le ayuda, de todos modos, a
manejarse mejor. Debiera conducirlo también a comprender el contexto social, en
el cual está inserto y llevarlo a una adaptación activa, aloplástica. Además,
como ya recalcó Freud, puede ser un factor importante en prevención primaria de
salud mental. Por todo eso me duele que el psicoanálisis no fuera aceptado en
los países socialistas, pero también, problema mucho menor que las feministas
estén en guerra contra Freud. Lo primero me lleva a colaborar con todos que
intentan, aunque con modificaciones técnicas, hacerlo accesible a las masas no
pudientes. Por eso también me da placer, trabajar en los CIJ y colaborar con
AMPAG. Los estudios sobre marxismo y psicoanálisis obviamente eran dedicados
por un lado a ganar a la izquierda y por el otro a mostrar a los analistas que
un análisis que prescinde del contexto social, no basta para comprender al
hombre. También, un poco ingenuamente, estaban pensados para preparar su futura
aceptación en los países socialistas. Con respecto a los diferentes movimientos
feministas; son expresión y resultado pero en algo también motor del cambio
profundo y justo que en nuestro siglo ha tenido el papel de la mujer. Quisiera
que los movimientos feministas puedan utilizar el instrumento del psicoanálisis
para acelerar este cambio. Pero justo en el terreno de la psicología femenina
Freud sucumbió a la ideología de su época. Hay que recurrir a autores
posteriores e investigar por cuenta propia, para entender psicoanalíticamente
la problemática de la mujer actual y para ayudarle en su cambio. Igualdad de
educación para varón y mujer. Libertad, con responsabilidad, sin la
sobreprotección que los psicoanalistas suelen dar a sus hijos. Bajo ninguna
circunstancia castigos corporales.
Ad.IV.1.- Los psicólogos con los cuales tengo contacto, sea
en la Universidad, sea en otras organizaciones, suelen ser bien dispuestos
hacia su tarea, con inquietudes vocacionales. Su formación es muy diversa. La
licenciatura en psicología de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México)
está principalmente centrada en el conductismo. En la maestría y el doctorado
de psicología clínica —donde yo enseño— el marco referencial es psicoanalítico.
La formación es buena, pero muchas veces les falta a los alumnos experiencia
vital. Los grupos terapéuticos-didácticos que fueron hechos con los estudiantes
de maestría y doctorado en los últimos dos años, en un plan piloto, dieron
según mi experiencia —coordiné uno y supervisé dos— muy buenos resultados. Pero
todavía no están incluidos definitivamente en el plan de estudio. Los
psicólogos, con los cuales trato en los Centros de Integración Juvenil tienen
allá la oportunidad de un buen aprendizaje teórico-práctico. Lo mismo ocurre en
el AMPAG, donde la Clínica ofrece al terapeuta el contacto con pacientes de
otra clase social. Creo que fue importante el aporte de los psicólogos
argentinos y uruguayos que, debido a las condiciones políticas en sus propios
países, llegaron en los últimos años a México. Trajeron su experiencia de
trabajo de marco referencial psicoanalítico en hospitales y otros centros de
salud junto con técnicas de terapia de grupo, de pareja y familia. Generalmente
el enfoque ideológico es distinto del norteamericano que hasta entonces
prevalecía.
Ad.IV.2 Hay muchas facultades de psicología en México. El
número de estudiantes está en aumento constante. Veo un buen porvenir para mi
especialidad, es decir, para la psicología clínica. Pero quiero prevenir contra
una enseñanza de psicología que se base principalmente en el conductismo
norteamericano. Lo que ya allá puede ser dañino —el concepto y la meta de
adaptación del niño y adulto al sistema vigente— en un país en desarrollo, como
lo es México, desde ya debiera ser sustituido por un enfoque que tiende a la
adaptación activa (Pichon Riviere) que desarrolla toda la capacidad creativa
del hombre y lo estimula y capacita a modificar su ambiente.
Marie Langer
(1) Esta autobiografía corresponde
al llenado de un cuestionario que el editor estadounidense Philip L. Emmite
solicita a Marie Langer para la posible publicación de un libro relativo a la Psicología
en México. En la solicitud se pedía:
I.- Un resumen
autobiográfico.
II.- Un resumen de su
trabajo.
III.-Reflexiones sobre su trabajo;:
a) Principios filosóficos y
visión del mundo, b) preguntas que se hacen en sus teorizaciones, c) Su
filosofía de la educación.
IV.- Reflexiones sobre el futuro de la psicología en México:
a) El estado o condición de la psicología en México y b) El porvenir de la psicología
en México.
Desconocemos si ese libro fue publicado. Lamentablemente en
el documento original falta una página aparentemente vinculada a algún fragmento
de la respuesta del tema III.