jueves, 20 de abril de 2017

ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS DE MARIE LANGER: y su experiencia uruguaya entre otras cosas. Jose Luis González Fernández





 José Luis González Fernández[1]
Conferencia leída en la Facultad de Psicología de la Universidad de la Republica. Montevideo, Uruguay. Diciembre de 2009.



         Marie Langer nació en la Viena imperial de Francisco José en 1910.  De origen judío, estudió Medicina y se especializó en psicoanálisis en el Instituto de Formación Psicoanalítica de Viena. Al tomar Hitler el poder, se afilió al Partido Comunista. Unos meses después de que en España se levantara Franco contra la Republica, los laboristas ingleses organizaron un equipo médico para ir a España, Max Langer, el compañero de su vida, decidió integrarse y le propuso ir con él. 

Mimi le decían desde la infancia, y decidió adoptar el sobrenombre también para su trabajo clandestino. Contaba de manera muy divertida que primero tuvo que ir al partido para que la autorizaran en su viaje a España, ahí, con solemnidad le dijeron: “al fascismo hay que combatirlo en España” . Luego fue a su casa para avisar a sus padres quienes todavía la consideraban una niñita caprichosa,  entonces su madre le dijo: “Muy bien, pero no te vamos a mandar mensualmente tu dinero como hasta ahora”.

 Llegaron a Barcelona  y luego al frente de Aragón, a trabajar en un tren hospital que los laboristas habían preparado. Max como cirujano y Mimi como anestesista, pero ellos querían ir al frente, y fue así que se integraron a las Brigadas Internacionales: “Terminó el turismo revolucionario” –decía Mimi- “Empezó la guerra en serio”.  Llegaron a Colmenar donde trabajaban día y noche, hasta que la ciudad y la escuela hospital improvisada voló en pedazos por los bombardeos constantes, y partieron al frente del Jarama, pero la guerra estaba perdida. 

La guerra la templó, y a la derrota y el exilio desde España, se le sumó la pérdida de su primer hija, quien falleció a los tres días al no lograr sobrepasar su nacimiento prematuro; Mimi decía “debe haber sido esta experiencia tan dolorosa la que me llevó mucho más tarde a intentar dilucidarla, y dedicarme a la investigación de los mecanismos psicosomáticos del embarazo, aborto espontáneo y parto prematuro”. 

La relación de Marie Langer con el Uruguay es muy interesante y poco estudiada como veremos más adelante: Su primer exilio fue en el Uruguay, o en La Argentina, en el Uruguay dio sus primeras consultas como psicoanalistas, se integró al Comité uruguayo de Solidaridad con los Republicanos Españoles, desde aquí, podemos decir que fundó la Asociación Psicoanalítica Argentina, Uruguayos nacieron sus dos siguientes hijos, Tomás y Nicolás (quien falleciera alrededor de los 20 años de edad), también incidió en el ingreso de la Asociación de Psicoanálisis del Uruguay a la Internacional de Psicoanálisis, etc.
 Como ya dijimos, se exiliaron en  la hermosa tierra del Uruguay, donde para mantenerse, ya que no pudieron revalidad su título de médicos, Max tuvo que trabajar en la industria Textil, en Puerto Sauce, para mantenerse en aquellos tres años y medio. 

Desde el Uruguay, Mimi, hizo viajes a Buenos Aires donde animada por Max, retomó seminarios y contactos que en un futuro le facilitarían  realizar una práctica analítica.  Comenzó a trabajar como psicoterapeuta en Uruguay, a ella no le gustaba decirlo, porque creía que todavía no tenía la formación institucional apropiada. Gracias a la recomendación de su exanalista Richard Sterba, entró en contacto profesional con el grupo originario de la Asociación Psicoanalítica Argentina,  y junto con Garma, Cárcamo, y Pichón Riviere fundan la Asociación Psicoanalítica Argentina en diciembre de 1942, aunque todavía como grupo analítico reconocido provisionalmente por Ernest Jones en tanto se realizara el Congreso internacional al terminar la guerra. En 1945 ingresan como fundadores también Luis Rascovsky y Enrique Ferrari. 

Hace poco leí en una entrevista que le hicieron a una reconocida ex paciente de Mimi durante su etapa de analista en Montevideo, en la que decía que “era demasiado comunista” y que ella “hubiera necesitado alguien más fuerte porque veía a Langer tímida, claro -afirmaba- luego de lo que había vivido en la guerra era natural…decía…” Ni modo, como decimos en México, todos tenemos en nuestra bitácora un “caso Dora” y Mimi tuvo alguno que otro caso así.  En contraste, la propia Marie Langer decía que nunca perdió la fuerza en la guerra y que le había dado mucha experiencia, pero que cuando comenzó su etapa profesional, se unió a lo más ortodoxo del trabajo analítico como una especie de reposo personal, y que lo único que tenía que callar era su marxismo…pero con ciertos límites –decía-.  

Max quiso seguir su carrera profesional como médico y partió a Buenos Aires, aunque mientras conseguía la reválida, volvió a trabajar en la industria textil. Su trabajo era bueno, y como Mimi había retomado su vocación de liderazgo con la APA (que la llevaría al poco tiempo a convertirse en presidenta de la propia Asociación), Max “le escribe” pidiéndole que se muden con él, entonces se trasladan definitivamente a Buenos Aires en 1944, donde nacerían sus otros tres hijos: Martin, Ana y la Verónica.
Pese a la autocrítica que se hacía, el periodo de la APA (1942-1971) fue muy productivo; escribió sus libros ya clásicos “Maternidad y Sexo” (1951 con cuatro ediciones y varias reimpresiones y traducciones), “Fantasías Eternas a la Luz del Psicoanálisis” (1957 con dos ediciones), varios libros en coautoría como “Psicoterapia de grupo. Su enfoque psicoanalítico” (1959), participaciones en libros colectivos, ensayos, artículos, etc. (para referencias más precisas puede recurrirse a www.marielanger.com donde presentamos una publicación referida a su completa bibliografía).  Además, durante este periodo, y relacionado con el Uruguay, contaba la anécdota de que en 1961, durante el Congreso en Edimburgo, se sometió a discusión la aceptación del grupo de estudio psicoanalítico uruguayo como condición previa para formar la Asociación de psicoanálisis del Uruguay. Ya en el congreso anterior, la moción había sido rechazada, y todo indicaba que ocurriría lo mismo. Algo tenía que hacerse –decía-, pero a ella todavía poco la conocían, especialmente por venir de Latinoamérica, la tierra de las plumas y el penacho. 

Se presentó entonces con los monstros sagrados, entre quienes estaban dos de las “cuatro grandes damas freudianas”[i] y les dijo en alemán: “Miss Anna Freud, claro, usted no se acordará de mí, pero muchos años atrás usted me entrevistó antes de mi entrada en el instituto. Usted, doctora  Lampl de Groot, lógicamente también me habrá olvidado, pero usted me enseñó los primeros pasos clínicos; con usted supervisé a mi primer paciente. Los nazis, la guerra, me llevaron a Argentina, pero soy vienesa. Les hablé –continúa diciendo- de la seriedad y pertinencia del grupo uruguayo, así conseguí su reconocimiento, y me sentí latinoamericana, capaz de hacer que nos reconocieran, que olvidaran sus prejuicios”[ii]

Marie Langer tenía muy presente el recuerdo de cuando en el instituto de Viena le prohibieron la militancia mientras estuviera en análisis didáctico, y como por una aparente protección había que trabajar con los pacientes para que si estaban en análisis dejaran de lado su trabajo político, y esta historia comenzaba a repetirse en el mundo y en la Argentina.  En 1969, con la carga de los movimientos mundiales del 68  y el peso del Cordobazo en la experiencia argentina, durante el Congreso de la Asociación Internacional de Psicoanálisis en la Roma de las escisiones, se comenzó a discutir y a interpretar a la juventud inconforme y combativa desde una perspectiva libidinal y como un enfrentamiento generacional edipico, tal y como ocurrió en Viena.  Sin embargo, dentro del congreso, se promovió la creación de un grupo paralelo internacional para que discutiera desde otra perspectiva el problema. En este paracongreso que se realizaba no en el Hilton de Roma, sino en una cervecería cercana, con muchos asistentes de todas partes del mundo  -por los debates por supuesto -,  surgió una verdadera plataforma que aludía a  los problemas del costo del análisis, de la formación del analista, la alienación institucional, el adaptacionismo en la práctica,  etc., es decir, se planteaba en su plataforma, la transformación de la política del psicoanálisis y las modalidades limitantes de formación de los terapeutas.  De ahí el nombre de grupo plataforma que en lo internacional era conducido por Bertold Rotschild y en las secciones nacionales como la argentina, por Armando Bauleo, Hernán Keselman  y luego Marie Langer, Ignacio Maldonado, entre otros. 

De manera simultánea, ya en la Argentina, en un movimiento estrictamente surgido de la propia APA, se constituye el grupo Documento, con una premisa similar a la de plataforma respecto al trabajo analítico y a la formación y análisis didáctico. La discusión estaba ya sobre la mesa de APA. Los dos grupos se fortalecieron al estar compuestos con miembros en común.  Mimi decía que en documento estaba “la oficialidad joven” de APA con gran experiencia política reciente, y en  Plataforma, “los viejos, pero comprometidos jerarcas”. Esa experiencia fresca de los de Documento se hizo patente más tarde, cuando los psicoanalistas trabajaron con la Federación de Psiquiatras Argentinos (FAP). Decía Mimi con gracia e ironía,  que de ellos había aprendido muchas cosas, para empezar, el concepto de “moción de orden”.
¿Y porque Plataforma y Documento no se unieron en APA? Porque Plataforma tenía el voto para incidir, mientras que los de documento no lo tenían, ellos eran adherentes del instituto, con derecho a voz, pero sin voto, y nada más que por eso. (En www.marielanger.com pueden leerse las proclamas de ambas organizaciones)

Siguiendo con la línea trazada desde 1969, en el Congreso de la Asociación Internacional  reunido en Viena en 1971, su ciudad natal, pronunció una conferencia titulada "Psicoanálisis y/o revolución”, en la cual llamaba a una transformación radical de la sociedad y de la forma de concebir la práctica analítica: “Esta vez -dijo-, no renunciaremos ni a Freud ni a Marx". Hanna Segal, le recriminó, y la dirección de la IPA se negó a publicar su conferencia “por razones de espacio”.  Así llegó el punto final con la Asociación Internacional. Renunció entonces a la APA, junto con treinta didactas y veinte alumnos en formación del grupo Documento.
Pese a todo,  Mimi decía que la ruptura  no tuvo fecha precisa, fue el tiempo de las publicaciones de ambos grupos críticos en APA, de reuniones, de congresos, del congreso de Viena,  y fue el tiempo del trabajo en conjunto, primero, con la FAP de Mauricio Goldenberg y luego con la de Emilio Rodrigué. 

Se crea la Coordinadora de los Trabajadores de Salud Mental (TSM) y dependiendo de ella, el Centro de Docencia e Investigación (CDI), todo con ex miembros de APA, de la FAP, candidatos y psicólogos.
Fue la puntilla para APA, y el final de la segregación de los psicólogos al campo del psicoanálisis, del marxismo en la psicología y psicoanálisis, y además logró la comunidad entre Psiquiatras y Psicoanalistas sin prejuicios profesionales ni políticos. Recordemos que hasta entonces. Los psicólogos no tenían cabida en la Asociación Psicoanalítica, ahora podían formarse y dar docencia, además de  realizar sin sanción institucional, un trabajo político vinculado a su actividad profesional  que aunque no sin cierta ingenuidad, sí con fuerza suficiente para despertar en la lucha por el cambio en los métodos de formación y práctica, y hacer historia en el Psicoanálisis. 

Marie Langer llegó también a ser presidenta de la FAP y tiempo después,  a raíz de los trabajos que realizaba, especialmente referidos a la represión y presos políticos de entonces, su seguridad y sobrevivencia en la Argentina se tornó imposible. La Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) la había amenazado, estaba ya en la lista, y a raíz de una invitación de Armando Suárez promovida por su hija Ana quien para entonces ya vivía en México tuvo que partir. 

En México, país tradicionalmente solidario con el exilio, comenzó a trabajar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la formación clínica de la carrera de Psicología, fue acogida también por el Circulo Psicoanalítico Mexicano de Armando Suárez, por la Asociación Mexicana de Psicoterapia  analítica de Grupo (AMPAG),  y por los Centros de Integración Juvenil (CIJ), donde realizó labores plasmadas en su experiencia Argentina. Además, en México comenzó a trabajar de manera solidaria en la asistencia de exiliados políticos y de las víctimas de represión y mantuvo la denuncia a la dictadura militar argentina conformando la organización de los trabajadores de Salud Mental argentinos y latinoamericanos También trabajo en clínica privada y en la supervisión de candidatos de diversas instituciones formativas.

Mimi sostenía que en México se cerraron varios ciclos de su vida: Cuando salió de Europa exiliada, su destino era México, y que por circunstancias de visado, pasó al Uruguay y luego a la Argentina, pero el ciclo se cerró en su exilio mexicano. Otro, se refiere a sus inicios profesionales sobre la problemática de la mujer, que luego se extendió a lo social, al marxismo,  de ahí a la difusión y socialización del psicoanálisis, para cerrarlo en México, dedicándose nuevamente a la problemática de la mujer. Pero no todo se cerró en México, otros aires comenazaron a soplar, Nicaragua y Cuba volvieron a moverla desde México, era incansable, era comprometida, era una gran mujer.
Por el año 1981, formó con colegas mexicanos y otros argentinos residentes en México, el Equipo Internacionalista de Salud Mental México-Nicaragua.  Este grupo, en el cual tuve la oportunidad de participar en su etapa final, trabajó, como era de esperarse, revolucionando los métodos de docencia, de asistencia y de prevención en las instituciones sandinistas. El programa de “Madre Acompañante” en hospitales infantiles, la llenaba de orgullo. Pero también se realizó intervención con combatientes y con los habitantes aterrados  y desplazados de las zonas fronterizas ante la guerra con los “contras” así, se documentó entre otras cosas, los efectos psicológicos de la represión política y el exilio forzado, se  trabajó también en casos donde los desplazados y combatientes eran incapaces de llorar la pérdida de seres queridos o expresar el miedo a la muerte en una especie de  “dolor congelado”, por lo que los síntomas se expresaban en términos psicosomáticos, melancólicos, etc.
Como luego lo dijo en Cuba, su pretensión con los Nicas era práctica, la teoría no iba mucho más allá de intentar convencer de la existencia del Inconsciente, para que no se mirara al hombre más como de una sola pieza insensible y moldeable, aceptando que somos conflictivos, complicados y que no sirve de nada negarlo si no se analiza.

Lo de Cuba la ilusionó mucho, todo empezó, no como se suele decir en algunas notas publicadas irresponsablemente en las que se llega al absurdo de presentar a una Marie Langer cuestionando a Fidel Castro o “amasando” un postre en el marco de un “congreso sobre el suicidio”. La historia es otra y es clara. Comienza cuando Marie Langer viaja  a Cuba invitada por “Casa de las Américas” para sustituir al gran Julio Cortázar en el grupo de “Intelectuales por la soberanía de América Latina”.  Ella decía, que no sabía porque la integraban a ese grupo si no era intelectual, pero que un acercamiento a Cuba desde otro lugar le parecía importante. A su regreso, en pláticas con la familia, contó su aventura. Nuestro amigo Juan Carlos Volnocich, había logrado que Fidel se interesara en una mujer austriaca comunista, de las brigadas internacionales en la republica española, enemiga del anquilosamiento del psicoanálisis en Sudamérica, e internacionalista en Nicaragua  ¿se necesitaba algo mas para interesarse por esta mujer?.
Fue en el evento de “recepción” de los intelectuales donde conoció y conversó con Fidel Castro sobre la necesidad de ampliar el panorama de la psicología en la Isla. Fidel le preguntó sobre su historia, le dijo que conocía a Freud porque había leído sus obras, y que le interesaba un encuentro de psicoanalistas -de su carácter y trayectoria-, con los psicólogos cubanos para conocer su práctica en Latinoamérica, y así, Fidel se comprometió en el momento, y giró instrucciones para su realización. El propio Juan Carlos fue testigo de eta conversación.  Poco tiempo después, la Universidad de la Habana y la Sociedad de Psicólogos de Cuba emitían la convocatoria.  Es verdad que luego Fidel le preguntó si conocía de cocina y que si sabía hacer el “Apfelstrudel”, a lo que Mimi asintió y dio la receta, donde insistía, como lo decía su mamá, que el proceso de la masa era fundamental, haciendo que al estirarla se pudiera leer a trasluz “una carta de amor”.  A partir de ahí, el enlace y “faraute” para los psicoanalistas en la realización del primer encuentro de Psicología Marxista y Psicoanálisis quedó en manos de Juan Carlos Volnovich, y con Marie Langer de presidenta del Comité internacional organizador, al cual también nosotros nos integramos junto con Armando Suárez, Guillermo Delahanty, Enrigue Guinsberg, Armando Bauleo, Pedro Grozt, y Ursula Hausser entre otros. Fueron seis los encuentros realizados en Cuba sobre el tema, cambiándose de nombre cada dos años “Psicoanalistas y psicólogos marxistas” “Psicólogos de orientación marxista y psicoanalistas”, “Psicología cubana y psicoanalistas marxistas”, etc.  Mimi solo pudo asistir al primer encuentro en 1986 donde el diálogo fue difícil pero posible, ya que se habló de los prejuicios que se tenía desde la psicología soviética al psicoanálisis, de la experiencia en la práctica latinoamericana del psicoanálisis “critico” como le llamaron algunos cubanos. No hubo mucho más en esa ocasión, las ponencias fueron muy prácticas y nada teóricas, eso ayudó al acercamiento, pero para Mimi había sido todo un éxito y una esperanza, por lo menos a los cubanos les había interesado “la psicología de la vida cotidiana” y como dijo de su viaje a la Unión Soviética en 1971, ayudó a que el concepto del psicoanálisis en los países socialistas abandonara la era del feudalismo y que por lo menos en Cuba lo leyeran desde al capitalismo de Freud si así lo querían ver, pero registrando la praxis revolucionaria latinoamericana. 

Marie Langer fue una figura prominente del psicoanálisis latinoamericano, una mujer comprometida con las tres corrientes del pensamiento del siglo XX: Freud, Marx y el feminismo. Su vida fue una lucha constante contra la injusticia social, el fascismo y la estática del psicoanálisis ortodoxo, pero sin perder nunca sus cualidades como clínica.

Marie Langer fue una gran mujer, una gran luchadora social, una intelectual de su tiempo, que además supo amar intensamente a su familia, a su marido, a sus hijos y nietos, infinitamente cariñosa, en fin, debo decirlo, una gran suegra también. No puedo terminar sin comentar la anécdota que para mi dio cuenta real de lo que era Mimi: Verónica y yo teníamos varios años viviendo en pareja, (por cierto Madre e hija cuando se saludaban, maullaban entre ellas y se lanzaban zarpazos, todo un espectáculo para los externos) pero cuando decidimos tener hijos, pensamos en casarnos formalmente, y cuando se lo comentamos a Mimi, ella hizo una mueca y nos dijo dos cosas: “chicos pero para que hacen eso, si así están bien, para que complicarse”,  y  también nos dijo: “por favor, a mi nieto no le vayan a llamar Jorge porque para mí sería imposible decirle Jorgito”.
Mimi, siempre te llevaremos en nuestro corazón

Muchas gracias



Ciudad de México 14 de diciembre de 2009







[1] Psicoanalista, profesor de la carrera de psicología, Dpto de Educación y Comunicación, Uam-X.


[i] Marianne Kris y Dorothy Burlingham conformaban el cuarteto.
[ii] ML. Memoria historia y diálogo psicoanalítico.

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